Estamos bombardeados de mensajes que apuntan a seguir la moda, lo light, los dictados del corazón, y lo cierto es que estamos un poco perdidos, como individuos y como sociedad ya que faltan referentes desde la familia, educación, iglesia y política que acuerden un modelo a imitar. Diariamente asistimos involuntariamente a debates y escenas de violencia que nos “anestesian” y muchas veces no nos conmovemos y optamos por pasar el rato con algún programa que no nos haga pensar. Grave error.
Ya que además de cuidar nuestro cuerpo y mente, para estar saludables tenemos que desarrollar la capacidad para elegir y transformar la realidad. Cuando tratamos de cambiar nuestra vida a fuerza de voluntad y decimos: me obligaré a comer menos, haré más ejercicio, seré más ordenado, leeré más, podemos producir un cambio a corto plazo pero volveremos a patrones anteriores y seremos más desorganizados aún. Es necesario adoptar nuevas formas de pensar sobre uno mismo, el presente, el futuro, sobre los demás y la vida misma para que el cambio sea de raíz. Se trata de acompañar nuestro crecimiento físico con un crecimiento en la manera de pensar, pasar del pensamiento infantil donde sólo queremos satisfacer nuestras propias necesidades a evolucionar hacia un estilo de vida que incluya a los demás. Debemos trabajar en lo emocional y espiritual, ya que al igual que una herida que no es tratada adecuadamente puede infectarse y hacerse más profunda, las emociones negadas o expresadas de manera inadecuada pueden dar lugar a resentimientos y síntomas de todo tipo y color.
Por eso es recomendable, que desarrollemos ciertas actitudes, como:
- Autoconciencia o capacidad de saber qué estamos sintiendo,
- Manifestar una emoción o estado anímico adecuadamente,
- Motivarse y motivar a los demás
- Entender qué están sintiendo otras personas o ponerse en el lugar del otro
- Desarrollar habilidades sociales para la cooperación y el trabajo en equipo.
- Saber cual es nuestra misión o propósito en la vida.
Estas habilidades son imprescindibles en tiempos difíciles, ya que implica pensar y actuar convencidos de que las crisis son una oportunidad para crecer. Tener un proyecto de vida no es llenar el tiempo sino orientar organizadamente nuestros esfuerzos para dar vida a la vida.
Desde la logoterapia se ayuda a las personas a encontrar ese sentido de vida, libertad responsable, práctica de valores, autotrascendencia, sobre todo espíritu de renuncia, de sacrificio, y otros conceptos que tienen que ver con el hacerse cada día más humano.
¡Hasta la Próxima!
Lic. Evangelina Aronne M.P. 3528
Coordinadora “Múltiples Miradas” – Psicología Integral
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