Usted no se reduce a un montón de huesos, piel y demás. Todo lo que usted vería en esa forma también podría encontrarlo en un cerdo o un caballo. El usted real, el único usted, es en un 99 por ciento invisible, intocable, inodoro e indiferente a los sentidos físicos, que sólo la forma conoce. La mayor parte de lo que usted es en realidad, va más allá de la forma. Se le llama mente, sentimientos, o conciencia superior, pero, en cualquier caso, resulta claro que no es la forma. Todos sus pensamientos y su conocimiento espiritual existen en esta dimensión sin forma, informe.
Ahora consideremos el prefijo trans, que significa “situado detrás” o, literalmente, “al otro lado”. Cuando colocamos ese prefijo delante de forma, obtenemos «transforma». Si añadimos el sufijo “ción”, que significa «acción» o «resultado», tenemos la palabra transformación. Esta palabra significa el resultado o la acción de ir más allá de la forma de uno. Y esto es literalmente a lo que deberíamos plantearnos: a vernos a nosotros mismos como un ser mucho más avanzado y divino de lo que una mera forma es.
Su forma debe seguir las reglas de la forma. Variará en infinidad de ocasiones a lo largo de su vida. De hecho, cada célula de su forma se renovará cada siete años más o menos y con todo, usted seguirá existiendo. Usted ya estuvo en el cuerpo de un bebé, de un niño, de un adolescente, y de acuerdo con la edad que fue cumpliendo su forma, también habitó otros cuerpos. La forma ha cambiado muchas veces, y sin embargo el usted real ha permanecido invariable. Cuando comprenda este concepto, se hallará camino de la puerta que ha de atravesar.
La fuerza de creer – Wayne W. Dyer