En uno de sus talleres, el Dr. Deepak Chopra le decía a su público que todos podemos conseguir lo que deseamos si nos dedicamos a conseguirlo.
En ese momento una mujer se levantó y le dijo: Dr. Chopra yo quiero tener una entrevista de tres horas con Ud. ahora mismo.
Él le dijo que eso no iba a ser posible porque en ese momento estaba dando un seminario que terminaría seis horas más tarde. La señora insistió varias veces y frente a su negativa la señora le dijo: Lo que realmente pretendo es corroborar que lo que Ud. dijo no es cierto y que uno no consigue siempre lo que desea.
La mujer lo saludó y se fue.
Esta situación le molestó a Chopra y lo dejó preguntándose qué aprendizaje tenía para él lo ocurrido. Es sabido que atraemos energéticamente a personas con características similares a las nuestras.
Por lo tanto en el break puso en palabras sobre un papel su parecer de esa mujer. Así fue que hizo una lista de calificativos que le adjudicaba a ella (arrogante, vehemente, impetuosa, etc.).
Al terminar el seminario le mostró a su secretaria el listado y le preguntó si él tenía algunos de esos rasgos.
Su secretaria hizo silencio.
Cuando a la noche regresó a su casa y le hizo la misma pregunta a su esposa Rita, el silencio fue aún mayor.
El Dr. Chopra dijo que pasado un tiempo de este acontecimiento, pudo recordar a la señora con mucho agradecimiento ya que por ese incidente, él pudo ver rasgos personales sobre los que necesitaba seguir trabajando.
¿Nos damos cuenta que lo que más molesta del otro es un reflejo viviente de características en las que necesitamos evolucionar? Lo más probable es que cueste reconocerlo.
Es por eso que atraemos gente que nos lo muestre y si bien la primera reacción es de enojo o de molestia, lo que más nos convendría es hacer el ejercicio que hizo Chopra: anotar todo lo que nos molesta del otro y después tratar de encontrarlas en nuestros propios comportamientos.