“Mirándome directamente a los ojos, dijo que lo que hacía que seres humanos se convirtieran en chamanes era su capacidad de percibir la energía tal como fluye en el universo, y que cuando los chamanes perciben a un ser humano de esta manera, ven una bola luminosa, o una figura luminosa en forma de huevo. Su postura era que los seres humanos no sólo son capaces de ver energía directamente como fluye en el universo, sino que en verdad la ven, pero no están deliberadamente conscientes de verla.
Categorizó a todos los seres humanos como poseedores de conciencia de manera general, que les permite ver energía directamente, y categorizó a los chamanes como los únicos seres humanos que son deliberadamente conscientes de ver energía directamente. En seguida, definió «conciencia» como energía y «energía» como un flujo constante, una vibración luminosa que nunca está quieta sino siempre en movimiento por impulso propio. Afirmó que cuando se ve a un ser humano se percibe como una aglomeración de campos energéticos unidos por la fuerza más misteriosa del universo: una fuerza vibratoria aglutinante y unificadora que mantiene juntos a los campos energéticos en una unidad cohesiva.
Ser chamán continuó, don Juan, no significa practicar hechizos, o tratar de afectar a la gente, o ser poseído por los demonios. El ser chamán significa alcanzar un nivel de consciencia que da acceso a cosas inconcebibles. El término «brujería» no tiene la capacidad de expresar lo que hacen los chamanes, ni tampoco el término «chamanismo». Las acciones de los chamanes existen exclusivamente en el reino de lo abstracto, de lo impersonal. Los chamanes luchan para alcanzar una meta que nada tiene que ver con la búsqueda del hombre común. Los chamanes aspiran a llegar al infinito, y a ser conscientes de ello.”
“El lado activo del infinito”
Carlos Castaneda