El dolor es un síntoma y no la enfermedad en sí misma. Averiguar que es el dolor, cuál es su mecanismo y como aliviarlo, controlarlo o erradicarlo, es un importante objetivo de la medicina, pero fundamentalmente lo es, diagnosticar la causa del sufrimiento y realizar el tratamiento integral y holístico correspondiente.
La verdadera misión del médico es prevenir, curar, o por lo menos aliviar el sufrimiento producido por las enfermedades, de una manera natural y de la forma menos agresiva posible, armonizando la energía vital y estimulando el sistema inmunológico, aumentando las defensas orgánicas y los recursos psico-emocionales. No obstante, el dolor como síntoma de la desarmonización o enfermedad de la unidad cuerpo-mente, es una señal vital, que nos hace tomar conciencia que “algo” no anda bien en nosotros, y nos impulsa a tomar la decisión de buscar ayuda profesional, evitando que el proceso se haga cada vez más crónico y grave, y por consiguiente, más difícil de solucionar. El dolor es también “aprendizaje”. Si un niño coloca una mano sobre el fuego, se quema y le produce dolor, seguramente no volverá a hacerlo. Lo mismo sucede en los adultos, frente a situaciones nuevas o desconocidas, físicas o emocionales, que si nos producen sufrimiento, deberíamos tener la sana tendencia de no repe-tirlas o de tomar la precauciones adecuadas al respecto para evitar el dolor.
A su vez, el dolor como síntoma, es una evidencia que nuestro organismo ya está poniendo en marcha los mecanismos fisiológicos naturales, segregando sustancias curativas, movilizando nuestras defensas, estimulando nuestro sistema inmunológico en su búsqueda de volver a la armonía, la normalidad y el estado de salud. Por lo general, es más facil identificar un dolor físico, que podemos localizar en alguna parte de nuestro cuerpo, que el dolor psíquico o emocional, que no se encuentra localizado y abarca la integridad de nuestro ser.
Es absolutamente imprescindible considerar al individuo enfermo como una unidad, tomando en cuenta no la variedad, cantidad o multitud de síntomas sino tratar la verdadera causa que los produce. Solamente de esta forma, el medico cumplirá con su objetivo primordial: prevenir, curar, o aliviar al individuo que sufre.
Dr. Oscar L’Argentiere
Médico – Mat.prov.19178